Los derechos de autor y conexos son de propiedad de un titular, sin embargo, por motivos de conveniencia en el siglo pasado se desarrolló un modelo de gestión de derechos de autor que se denominó gestión colectiva de derechos de autor.
La gestión colectiva de derechos de autor acorde a la organización mundial de la propiedad intelectual OMPI (Organización mundial de la propiedad intelectual), considera que es necesaria pues dice:
"Los compositores, escritores, músicos, cantantes, artistas y todas las personas dotadas de actitudes creativas constituyen el patrimonio más valioso de la sociedad y, gracias a su ingenio creativo, enriquecen la esencia misma de nuestra vida cultural. Ahora bien, para fomentar su capacidad artística y estimular su creatividad, la sociedad debe ofrecer incentivos a esas personas, en particular, retribución a cambio de la autorización para utilizar sus obras. Las organizaciones de gestión colectiva son un punto de enlace entre creadores y usuarios de obras protegidas por derecho de autor (por ejemplo, las emisoras de radio) ya que garantizan que los creadores reciban la debida retribución por el uso de sus obras."
Gestionar individual o colectiva
En el siglo XX nadie osaba siquiera cuestionar la existencia de las entidades de gestión colectiva y/o cualquier otro tipo de entidad que pudieran facilitarle al autor su promoción, recaudo y superviviencia en un mundo sin internet.
Era casi imposible gestionar la propiedad intelectual de una manera efectiva sin estar afiliado a alguno de estos organismos sin ánimo de lucro que propendían por una gestión efectiva en un mundo de átomos y en un mundo donde se comprendía la cultura como un bien empaquetado que debía ser vendido y gestionado como lo que es, un producto.
Olvidaron aquellas generaciones que la cultura es un bien que pertenece a todos y que la razón de ser de los derechos de autor fue estimular la producción cultural en una sociedad que en ese entonces encontraba la producción de cualquier obra en manos de unos pocos destinados para ello, según una fuerza superior quien apoyada en el dogma reprimía cualquier tipo de producción cultural por ser considerada pagana o herética.
La gestión colectiva
El derecho de autor actual debe propender por un balance entre el derecho del autor y el derecho de la sociedad a acceder a la cultura. La gestión colectiva ha sido un gran aliado de los autores e interpretes y demás interesados en poder gestionar la propiedad intelectual efectivamente hasta el surgimiento de internet. Surgió en un momento histórico donde la gestión colectiva que luego de haber sido un ángel salvador de los autores y titulares de derechos conexos se vició en sus entrañas y terminó siendo un modelo obsoleto frente a las alternativas que otorgan las nuevas tecnologías y el internet.
La gestión colectiva protegió debidamente durante más de ciencuenta años a todos los titulares de derecho de autor y derechos conexos. Autores, compositores, editores, escritores, fotógrafos, músicos y artistas intérpretes o ejecutantes, todos aclamaron sus bondades hasta que el mecanismo se vició, autores murieron en la absoluta pobreza mientras que unos se quedaban con la mayoría de los recursos. Los organismos de radiodifusión son un caso aparte por cuanto se considera que entran en la categoría de usuarios o beneficiaros aunque son titulares de determinados derechos sobre sus radiodifusiones.
Organización mundial de la propiedad intelectual
La OMPI dice:
"Al pasar a formar parte de una organización de gestión colectiva, los miembros tienen que proporcionar determinados datos personales y declarar las obras que hayan creado. Esa información se integra en los archivos de la organización de gestión colectiva a fin de facilitar la tarea de determinar el uso de que son objeto las obras y la retribución por el uso de las mismas, que debe efectuarse a los debidos titulares de derechos. Las obras declaradas por los miembros de la organización constituyen lo que se conoce como repertorio “nacional” o “local” (en contraposición al repertorio internacional en el que constan las obras gestionadas por las organizaciones de gestión colectiva en todo el mundo)."
Lo anterior tiene alternativas en acuerdos de cooperación y reciprocidad hechos por las entidades de gestión. Las nuevas tecnologías han puesto de parte de los creeadores herramientas de uso gratuito que hacen la gestión mucho menos complicada, sin siquiera conectar con los antiguos intermediarios en la cadena de la economía de producto. Esto hizo que la gestión individual recobrara vida en la historia de la existencia de los derechos de autor.
Las nuevas tecnologías
Herramientas como YouTube, SoundCloud, Flickr dieron un mayor poder de difusión y autopromoción como también en un momento lo hizo el fallecido MySpace. Esta explosión de herramientas Web 2.0 y contenido generado por usuarios han fortalecido enormemente nuestra cultura.
La producción de bienes también incrementó pues las herramientas cada vez más perfeccionadas y a un menor precio, permitieron la explosión creativa donde la verdadera alejandría existía y era posibe su acceso por todos, o casi todos. Encontró su limitación esta producción colectiva de bienes culturales en los antíguos modelos de gestión y producción de bienes culturales y entramos en la etapa en la cual nos hallamos ahora, y es la guerra por la cultura.
Se crearon entonces mecanismos de licencias libres, como las elaboradas por Creative Commons, que permitieron gestionar la producción cultura desde la sensibilidad misma del artista o de la humanidad y no de los intereses de industrias creadas por la humanidad misma que encuentran un entorpecimiento en su antiguo modelo y en una clara reinvención y avance cultural. Los llamados NetLabels son ejemplos como se redistribuye y promociona la música hoy en día. Herramientas como Youtube creen firmemente en el contenido generado por sus usuarios y ya ha incorporado dentro de sus opciones licenciar el contenido con Creative Commons.